miércoles, 7 de abril de 2010

En torno a Peña Ten: Peña Pileñes

2 de abril de 2010

"Ten y Pileñes, buen par de peñes.
Ten para les cabres,
Pileñes para las oveyes".
Dicho popular.

Lito, Setmil y Xiblo, tres grandes conocedores de la zona me proponen ir a la zona de Peña Ten, una vez allí intentaríamos Peña Pileñes y, si fuera posible, Peña Ten. Ruta impresionante con gente de lujo, “con quienes” (**) ir a la montaña es todo un privilegio.

Estas oportunidades que se presentan en la vida no se pueden dejar pasar: era el Jueves Santo a las 11 de la noche, la propuesta… para el Viernes Santo, había que renunciar a la Semana Santa en León, a las limonadas, a la morcillita, al buen vino,… a muchos ratos agradables y difíciles de repetir, pero tenía la oportunidad de ver ‘la Peña Ten’.

Peña Ten

Tiempo estimado: 6 h. (sin tomar las alternativas).
Desnivel acumulado: 1153 m.
Distancia: 16,07 km.
Nivel: Medio, trepada importante en la arista de Castellanas Cimeras. Terreno Mixto con nieve casi hielo en algunos tramos.

Peña Pileñes

 Peña Pileñes

Peña Pileñes

Peña Pileñes

Peña Pileñes

Peña Pileñes

Peña Pileñes

Como viene siendo habitual este año, el tiempo no nos daba muchas opciones, pero como suelo decir, para coger truchas hay que mojarse el culo.
No hay lugar a dudas: el viernes nos vemos en Boñar y de ahí a la Uña.
Con algo de retraso nos plantamos cerca de la Uña, bajando el puerto de Tarna, donde dejamos el coche para desde allí tomar el valle de Valdosín, siguiendo el río Esla, camino del puerto de Ventaniella.

Valle de Valdosin
Inicialmente la situación que se presenta es la que viene siendo habitual en las últimas salidas: poca nieve, frio, día incierto, … aunque por momento parecía que podía abrir.

Valle de Valdosín

Así empezamos la ruta, en un entorno agradable, con una pista cómoda de seguir, recordando todavía lo escrito en la ruta de Somiedo: las copas que alguien tuvo que pagar a otros de los allí presentes (y que conste que no era yo, Trasgu). A saber … que si “te acuerdas de cómo subimos en 20 minutos ¿eh? No pensabas que pudiéramos hacerlo”, que si “os la pagué porque tenía ganas de ver como corríais por la nieve, dando tropezones, … aún así llegasteis un minuto y medio tarde” , … no meteremos más el dedo en la llaga y dejaremos este tema aparcado.

Valle de Valdosín Lago

Valle de Valdosín

Valle de Valdosín

Dejando asuntos mundanos aparte, pronto aparece lo realmente importante en este día: “¿por dónde subimos a Peña Pileñes?”, Lito ya avisaría de algo que luego tendría importantes repercusiones: “la ruta que queréis hacer es muy larga, 17-18 km.”. Ya cerca del puerto de Ventaniella, en algún momento había que girar a la derecha en busca de lo que a lo lejos parecía Peña Pileñes (luego nos daríamos cuenta que estaba bastante más allá, siguiendo una arista y sus farallones que no se divisaba desde allí). Había dos opciones claras: seguir el valle camino de la Collada de las Arriondas (1746 m.) o ganar la arista de las Castellanas Cimeras (1800 m., más al norte que el valle) para siguiendo esta arista intentar llegar a Peña Pileñes. En un alarde de aplicación del dicho: “vamos pa’lla, a la trocha!!” ganamos la loma Sur de los Picos de la Castellana, para una vez allí decidir qué hacer.

Picos de la Castellana

Aquí se producen unos momentos de dudas: Setmil decide no dejar la cima de los Picos de la Castellana (1596 m.) y sube allí a ver que hay. Yo, Trasgu, conociendo a estos “guías” pienso “al final acabaremos subiendo con lo que cuanto antes tire hacia allí, más tranquilo voy”, emprendiendo camino 50 m. detrás de Setmil, camino de estos Picos. Cuando miro hacia atrás, veo que Lito ha decidido bajar para buscar el valle camino de la collada y Xiblo emprende camino detrás de nosotros. Inicialmente no le doy más importancia al asunto, luego la tendría: Lito era el único que se había “estudiado” la ruta con detenimiento.

Las Castellanas Cimeras

Las Castellanas Cimeras

Arroyo Majada de la Castellana

En nuestro caso, ya bajando de este pico, parece que la cosa no está clara del todo. Entre dudas nos preguntamos si subimos a la arista o bajamos por donde Lito, mientras veíamos a Lito progresar por el Valle. Como nadie se baja de la burra, allí subimos a la arista. Dejamos a Lito siguiendo su camino por el valle.

Castellanas Cimeras

Una vez arriba, inicialmente parece que el único problema que podemos tener es el fuerte viento, con la consiguiente sensación térmica que nos dejaba helados. No obstante, siempre hay que buscar el lado bueno de toda situación, no deja de ser una arista agradable, con un continuo sube-baja, bastante entretenido, que se disfruta con unas buenas vistas de Peña Ten a la derecha y el Tiatordos a la izquierda. La nieve presenta un estado muy bueno, dura, en algunos tramos casi hielo, lo que hace que la progresión fuera fácil. Parecía que todo iba a ser fácil.

Castellanas Cimeras

Castellanas Cimeras

Llegados a les Pandes (1884 m.), la cosa se tuerce, un cortado que te cagas se presenta ante nosotros!! Para seguir a Peña Pileñes había que bajar a Collado Viano, pero bajar bastante desnivel en poco espacio. Por si fuera la única cima del día nos hacemos la foto de cumbre, existía la posibilidad de que no hubiera más cumbres.

Les Pandes

Setmil, empieza a olisquear los alrededores, yo ya me daba la vuelta (no veía forma de bajar por allí), de pronto de sorprende de forma entusiasta:”Por aquí se puede bajar”. No cabía más alegría en su cuerpo, suelta carcajadas de ver que aquello podía seguir para adelante.

Destrepe

Cuando veo la bajada, con el día que hacía, le digo: “¡¡¡estás loco!!!”, pero cuando vuelvo a mirarlo ya estaba por la mitad, y Xiblo … detrás hocicando!!! Xiringuelu tiempo atrás los calificó bien: ¡¡estos sherpas son bravos!!. Ale con precaución, haciendo uso de la tercera pierna emprendo bajada. He de reconocer que una vez puesto a ello la cosa era factible, pero yo no me hubiera puesto por iniciativa propia.

Este destrepe viene seguido de una pala de nieve, 20-25 m., en estado más cerca del hielo que de la nieve. Allí se pasa como se puede, mira que cuesta ponerse los pinchos para 20-25 m., sin pinchos, ¿para qué?, son de esas cosas que haces sabiendo que lo estás haciendo mal, pero estos dos estaban ya como motos, habría que atarlos con una cuerda para pararlos.

Esto sería lo más crítico del día. En este tiempo me dio tiempo a buscar a Lito, miré de forma repetida hacia abajo, a lo largo del valle, el día ya se había cerrado mucho (hoy no nos daría la oportunidad de subir a Peña Ten), las nubes nos tragaban y arrojaban de forma continuada, fue en ese momento donde me percaté de un gran fallo que nunca debimos cometer: fuéramos por donde fuéramos, hubiera lo que hubiera, en un grupo de cuatro nunca debía haber quedado uno solo por otro camino distinto al de los otros tres. Durante 10-15 minutos me preocupó bastante que pudiera pasar con Lito. Setmil y Lito estaban en otro estado de ánimo, no me daría tiempo a tratar este asunto. Durante algún momento, este asunto me preocupó bastante. Me lo apunto como una lección aprendida (nunca debió suceder).

Afortunadamente la situación dura poco, pasado el Collado Viano, encontramos a Lito, atrincherado contra el viento, yo respiro aliviado, vuelvo al estado de tranquilidad que me permite disfrutar de nuevo de todo el entorno. Según él, llevaba más de una hora allí esperando. Cuando volvimos la vista atrás para ver por donde habíamos venido, la perspectiva era muy distinta a la que teníamos desde el puerto del Ventaniella. Como ya dijera antes, Lito se había chapado bien la ruta.

Desde aquí a Peña Pileñes, aliviada la tensión de momentos anteriores, la arista no presenta complicación alguna, … paso de 8000, y to pa’rriba, con calma llegaremos al final, lo que parecía la cima de Peña Pileñes no es más que una cima secundaria (1989 m.) nos quedaría una bonita arista por delante hasta la cima principal (2019 m.). En este trayecto, alternando nieve dura con alguna placa de hielo, se pueden observar unas cornisas impresionantes, algunas en un estado bastante inquietante. Hay que tenerlas muy presentes y evitar meterse en ellas por la inercia, los farallones hacia el Sur son impresionantes. Mientras Peña Ten no deja de ser una gran Peña, sin final aparente (tapado por las nubes) que al menos presenta una imagen inquietante e impresionante (yo no podía dejar de mirarla).En relacióna esto, luego Xiblo diría abajo, “échale una foto y podrás decir que es el Himalaya”. A mí ha sido una de las montañas que más me ha impresionado (quizás mediatizado por la meteo del día).

Peña Pileñes

Peña Pileñes

Peña Pileñes

Peña Pileñes

Así hacemos cima en Pileñes, desde donde disfrutamos del momento, comentamos su bonito buzón (de los más ‘elegantes’ que yo haya visto, y eso que tenía 21 años de antigüedad) y decidimos lo que ya estaba decidido: “Hoy no subimos a Peña Ten”. Xiblo, esta vez con la boca pequeña, todavía se las apostaba por si tuviera ‘algo’ que ganar.

Buzón Peña Pileñes

Buzón Peña Pileñes

Cima Peña Pileñes

Peña Pileñes

En la bajada, decidimos buscar el camino fácil al valle del Arroyo de la Majada de la Castellana, vemos el collado de las Arriondas de cerca, practicamos divertidos tramos de “culo-sky”, ante lo cual alguno de los allí presentes no pierde oportunidad, y sin perder minuto tomamos rápido camino a la Vega del Esla, donde como siempre se disfruta de lo mejor de cada casa, con un buen conjunto de caldos que nos permitiría llegar al lugar de partida en un estado de ánimo inmejorable.

Cornisas Peña Pileñes

Frente a Peña Ten

Peña Ten

Peña Ten

Valle de Valdosín

No obstante, esta ruta tenía sorpresa incluida, Setmil y Xiblo tenían una deuda pendiente que me permitiría conocer a una de esas personas difíciles de encontrar.

Era Vicente, una de esas personas de sabiduría infinita, entrañable e inmemorial habitante de la Uña, a quien puedes estar escuchando olvidando el paso del tiempo, intentando ‘sonsacarle’ algo más de su vida, humilde y “sin importancia alguna”, algo más de su “pequeño mundo”, no más allá de esas montañas que le rodean, lo cual él gustosamente te contará, con todo lujo de detalles, “imágenes” y “lógicos” razonamientos, todos los cuales intentas retener, consciente de que poca gente te los puede dar en la actualidad. Todo un “sabio desconocido” al que muchos de “nuestros conocidos sabios” deberían escuchar alguna vez. No intentaré reproducir aquí ninguno de sus razonamientos para los cuales tendré que buscar la forma de que no caigan en el olvido de lo no escrito, solo me permitiré reproducir su definición de Peña Ten: “muchas peñas vi por España, en Picos, Gredos, Pirineos, Sierra Morena, pero ninguna como Peña Ten; desde allí lo ves todo”. Sobre otros asuntos, quien quiera conocer habrá de ir a buscarlo.

En la Uña

Solo quedaba volver a casa, donde todavía quedaría alguna risa para alguno, y cito textualmente las palabras de Setmil ….. “jejejeje..... ese día pinchamos a la vuelta, nos mondábamos de risa por la rueda de carretillo que tenía el coche de Lito, y el chaleco de Lito, parecía un guripa, un día para recordar jajajaja”. Cada vez que lo leo tengo que contener la risa.

El guripa

rueda de carretillo
Trasgu’ 2010.

(**) Post scriptum.

Lo leí el mismo viernes por la noche y no pude dejar de transcribirlo.

¿Con quién?

“… todos los montañeros saben que una verdadera cordada es una especie de vida en común, en la que en primer lugar debe construirse una base de mutua confianza absoluta. Puesto que cada uno decide en función de sus conocimientos, su prudencia, su audacia y su determinación, si debe avanzar un paso más o no, si debe colocar un clavo, si debe renunciar o arriesgarse, y de forma simultánea sobre la vida de aquel al que se encuentra unido por la cuerda. Eso es en lo que uno debe pensar. Una cosa es segura: las personas con las que te atas a una misma cuerda pueden ser muy distintas. Y en las montañas conoces realmente a los demás. Allí se muestran tal y como son.” … “La compañía que elegimos es decisiva y puede marcar la vida entera de uno” … “Pero la pregunta ‘¿con quién?’ surge también, aunque con menor intensidad, a diario (a pesar de que no nos demos cuenta o no sepamos valorarla), se nos plantea una y otra vez, no solo en las relaciones duraderas, sino también en los objetivos más a corto plazo. La respuesta puede decidir sobre el éxito o el fracaso, la suerte, la felicidad, y a veces también sobre las tragedias o la manera de evitarlas. Es algo así como un interrogante básico, aplicable a todos los demás aspectos de la vida, no solo en las montañas, aunque en ellas con toda certeza es decisivo”.

Kurt Diemberger, “El Septimo Sentido. El arte de vivir y escalar montañas”. Ediciones Desnivel 2007.

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